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Juan Suarez de Toledo ("Señor de Otura" y I vizconde de Rías)
Otura 25-mayo-2008. La festividad del Cuerpo de Cristo -o Corpus Christi- es una fiesta de la Iglesia Católica destinada a celebrar la Eucaristía.
Tradicionalmente, la celebración se lleva a cabo el siguiente jueves o el domingo al octavo domingo después del Domingo de Pascua (es decir, 60 días después del Domingo de Pascua), e incluye una procesión en la que la hostia, representación del cuerpo de Cristo, se exhibe en una custodia.
En Otura
En Otura se celebra el Corpus el domingo, este año 2008 "ha caído" en el día 25 de mayo.
La procesión de la Custodía es seguido por numerosos fieles otureños y personas venidas de otras poblaciones.
La procesión va precedida por un monaguillo que va haciendo sonar una campanilla, otro que porta la cruz guía y los que han tomado su primera comunión, unos 25 niños y niñas -éstas con su cestita llena de pétalos de rosas, los cuales arrojan sobre la Custodia cada vez que se detiene la procesión ante algún "altar".
La Custodía es transportada sobre un pequeño "trono" portado por cuatro personas. Inmediatamente después, el Cura párroco, Don Juan, bajo un pequeño "palio" sujetado por otras cuatro personas.
Después van las mujeres -muchas llevando velas- y los fieles acompañantes.
También acompañan la Custodia otros monaguillos y acólitos.
Los "altares"
La procesión transcurre entre cantos y oraciones y se va deteniendo unos minutos ante cada uno de los "altares" que va alcanzando a los largo del recorrido por las calles de la localidad (unos 7 altares).
ORIGEN del CORPUS
La festividad de Corpus tiene un origen remoto en la Iglesia. La historia cuenta que a fines del siglo XIII surgió en Lieja, Bélgica, un movimiento eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón. Este movimiento dio origen a varias costumbres eucarísticas, como por ejemplo la exposición y bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la misa y la fiesta del Corpus Christi.
Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquellos años priora de la Abadía, fue la impulsora de la festividad. Quien con los años sería elevada a los altares como santa de la Iglesia Católica sintió desde joven tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre anhelaba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haber intensificado por una visión que tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.
Juliana comunicó estas apariciones a monseñor Roberto de Thorete, el entonces obispo de Lieja, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos y a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Lieja, más tarde Papa Urbano IV.El Papa, a petición de varios obispos, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la bula “Transiturus”, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la misa y al oficio.
Luego, según algunos biógrafos, el Papa Urbano IV encargó un oficio —la liturgia de las horas— a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino; cuando el Pontífice comenzó a leer en voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.
La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 se promulga una recopilación de leyes —por Juan XXII— y así se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV.